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domingo, 25 de noviembre de 2012

¿Cómo aprendí a jugar Ajedrez? Por J.R. Capablanca



(Colaboración especial de Capablack para PINALCHESS) 

Presentamos un artículo de José Raúl Capablanca publicado Munsey’s Magazine, Octubre de 1916:

‘Recuerdo claramente mi primera partida de ajedrez. Yo acababa de pasar los cuatro años – hace 23 años atrás. Deprimido con un sentimiento de aburrimiento, los cuales son causados frecuentemente por los días calurosos en La Habana, y habiendo fracasado en mi búsqueda de algo interesante en las acciones o historias de los soldados del Castillo del Morro, donde era mi costumbre pasar la mayor parte del día, dirigí mis pasos hacia una de las torres de la fortaleza, para buscar con mi padre la manera de salir de este agobiante aburrimiento.
Conviene aclarar que mi padre, era un buen soldado, pero mal ajedrecista. Él cumplía servicio como teniente en la división de caballería del ejército Español designado en La Habana, en el Castillo del Morro.

Castillo del Morro en La Habana

Como consecuencia de ello, mis compañeros eran soldados y mi campo de juego un fortaleza militar. Aquí solía escuchar historias de guerras, de estrategias de batalla y de héroes militares. Esto atrajo en mí el encanto hacia la vida militar. Y aquí pude comprender, aun siendo un chiquillo, la importancia que tiene para un soldado la buena planeación en el ataque o la defensa.

Interior del Castillo del Morro con los cañones de la época

Cuando entré a las habitaciones de mi padre, vi una escena que de inmediato captó mi atención. En el centro del recinto estaba sentado mi padre, con la cabeza apoyada en la palma de las manos, sus ojos mirando fijamente la mesa. Enfrente a él se hallaba otro oficial, en idéntica actitud; ambos parecían absortos y nadie decía una palabra. Me aproximé, y entonces tuve mi primera visión de un tablero de ajedrez.

Sin alterar el silencio reinante, me situé ante la mesa de manera que pudiera ver cómodamente lo que acontecía.  Mi curiosidad infantil pronto comenzó a crecer hasta transformarse en maravillado asombro; al ver cómo mi padre movía aquellas peculiares piezas talladas de una casilla a otra del tablero, sentí una espontánea fascinación por aquel juego.

Soldado español en
 la Cuba colonial

Tuve la impresión de que aquello debía tener alguna significación militar, de acuerdo al interés que ambos soldados manifestaban. Entonces comencé a concentrar mi atención para descubrir cómo debían moverse aquellas piezas. Al terminar la partida estaba seguro de haber aprendido las reglas del juego.

Comenzó una segunda partida; en aquel momento, ni el embrujo de un cuento de “Las mil y una noches” me hubiera fascinado tanto. Seguí cada movimiento con apasionada atención; habiendo resuelto el primer misterio del ajedrez – el movimiento de las piezas – comencé a observar los principios que regían el juego.

El niño José Raúl y su padre

Aunque sólo tenía cuatro años en aquel momento, aprecié muy pronto que una partida de ajedrez debía compararse con una batalla militar; algo que implicaba un ataque por parte de uno de los jugadores, y la correspondiente defensa por parte del otro. Acciones de esta naturaleza siempre causaban una profunda impresión en mí. Recuerdo con qué deleite solía escuchar las historias de los soldados sobre la captura de un reducto o la emboscada de un ejército.

Creo que mi temprana y muy poderosa atracción por el ajedrez tiene relación con la mentalidad que había desarrollado debido al entorno militar que me rodeaba, así como a una peculiar intuición.

Aquella tarde ocurrió un incidente que marcaría toda mi carrera de ajedrecista. Durante la segunda partida, noté que mi padre había movido un caballo no de acuerdo a las reglas, lo que no fue advertido por su rival. Mantuve un escrupuloso silencio hasta el final del juego, y entonces hice notar a mi padre su error.

El joven Capablanca

Al principio me trató con la característica tolerancia del padre que escucha una tontería de la boca de su hijo pequeño; mis crecientes protestas, producto de la convicción que tenía de haber adquirido un nuevo e importante conocimiento, así como las dudas surgidas en su oponente, le llevaron muy pronto a preguntarse si, realmente, no había cometido una equivocación. Sabía, sin embargo, que yo no había visto jamás disputar antes una partida de ajedrez, y me dijo, con mucha discreción, que dudaba mucho de que yo supiera realmente de qué estaba hablando.

Mi respuesta fue desafiarlo a jugar una partida; no sé si creyó que yo me había vuelto loco, o si quiso darme una lección y evitar nuevos momentos incómodos delante de su amigo, pero lo cierto es que aceptó mi desafío, esperando sin duda una rápida capitulación de mí parte. Cuando se dio cuenta de que yo conocía el movimiento de las piezas, se sintió evidentemente desconcertado.

Al finalizar el juego, no puedo decir si estaba más afectado por el asombro, la mortificación o el placer, porque le gané mi primera partida de ajedrez.

Después de este incidente, los amigos de mi padre comentaban insistentemente que yo era un niño con facultades especiales. Algunos de ellos llegaron incluso a llamarme un prodigio, y a predecir que indudablemente llegaría a convertirme en uno de los más grandes maestros de ajedrez del mundo. Cuando aún recuerdo aquellos días, me siento bien de no haber sido considerado un niño maravilla. No recuerdo que fuese particularmente bendecido con los atributos que acompañan a un genio, como comúnmente se coloca en las biografías – el reconocimiento precoz de la inmensidad de la naturaleza, de la belleza y la complejidad del cosmos, y toda esa clase de cosas.

Como particularidad de hecho, aprecio como uno de mis talentos especiales mi habilidad más que común para el tan eminentemente mundano pero noble juego del béisbol americano. ¡Tal cosa, seguramente, debe ser ajena al genio!

La persuasión de los amigos de mi padre finalmente hizo que me llevara hasta un especialista del cerebro en La Habana. Mientras todos ellos sugerían que mi talento como jugador de ajedrez debería ser desarrollado mediante un curso de entrenamiento especial, mi padre prefería que me mantenga en el mismo ambiente donde se forma un niño promedio. Para las muchas sugerencias de mi posible explotación en el campo del ajedrez, él persistentemente prestaba oídos sordos. Así es como finalmente acudimos al especialista del cerebro -una tarea muy odiosa para mí.

Aquel individuo con gafas y bigote, después de hacerme un examen, anuncio a la manera de un vidente que yo poseía una capacidad cerebral extraordinaria para un niño de mi edad, y aconsejo que debían de prohibirme jugar al ajedrez.

Yo estaba realmente decepcionado, ya que mi amor por el juego se había convertido en una pasión. No fue hasta que cumplí los ocho años de edad que,  a razón de la insistente solicitud de los amigos de mi padre, que él consintió en llevarme al Club de Ajedrez de La Habana, el cual en aquel tiempo contaba entre sus numerosos miembros con varios jugadores de marcada reputación. Aquí reanude el juego, pero sólo a una escala moderada; y pronto tuve el placer de enfrentarme con los mejores jugadores del club.

La primera partida que jugué con un adversario de reputación mundial fue cuando Taubenhaus, el famoso experto parisino, visitó La Habana. En aquella época yo tenía apenas cinco años de edad. Taubenhaus me ofreció la dama de ventaja, y cuando terminamos la primera partida él jugó otra en las mismas condiciones. Algunos años atrás, cuando fui de visita a París, después del torneo San Sebastián, encontré a Taubenhaus, y en nuestra conversación él habló de esas dos partidas, diciendo que él había tenido la impresión de haber perdido ambas.

El Maestro Jean Taubenhaus, 
Varsovia 14/12/1850 -  Paris 14/ 09/1919  

La pregunta que más frecuentemente me hacen es ¿a qué atribuyo mi precoz inicio en el ajedrez? Apenas puedo decir que se debió en parte a un dominio de los principios del juego, nacido de lo que a menudo sentí que era una peculiar intuición, y en parte por que poseía una memoria especialmente desarrollada – una memoria mucho más desarrollada que la de un niño normal de cuatro años.

Recuerdo cómo los soldados de la fortaleza de La Habana encontraron diversión en colocarse delante del dependiente de la guarnición – ¡el pobre hombre! – y frente a mí. Entonces comenzaban a leer grandes cantidades que nosotros debíamos sumar, dividir, y multiplicar. Yo siempre ofrecía la respuesta correcta antes de que el dependiente pudiera comenzar. Además, aunque no pretendo decir que mi memoria era en ese entonces la de un Macaulay o un John Stuart Mill, era un hecho que en la escuela, después de una segunda lectura de siete páginas de historia, lo podía recitar literalmente todo de memoria.


No es correcto asumir, sin embargo, que mi habilidad en ajedrez depende solamente de una memoria superdesarrollada. En el ajedrez, la memoria puede ser una ayuda, pero no es indispensable. Actualmente mi memoria está  muy lejos de lo que era en mi temprana juventud, pero mi juego es indudablemente mucho más fuerte que en ese entonces. La maestría en ajedrez y la brillantez del juego no dependen mucho de la memoria como si del peculiar funcionamiento de las facultades del cerebro.’


sábado, 17 de noviembre de 2012

Criterios de Capablanca


.....El estilo ideal de los Maestros y la conducción ideal de la partida.....
(Colaboración especial de Capablack para PINALCHESS)

En cada generación existen unos pocos Maestros que concentran la atención de los aficionados y críticos de Ajedrez. Esta atención se intensifica particularmente en aquel que posee la corona del campeonato. Los comentarios son variados y su manifestación adquiere formas diversas.

La mayoría de los aficionados solo observan los resultados y fundan su opinión solamente, o casi solamente, en el mayor o menor éxito del campeón. Algunos pocos, sin embargo, expertos del juego, entre los cuales figuran principalmente los otros maestros, profundizan más la cuestión, siendo sus opiniones influenciadas por numerosos factores ajenos al hecho de “ganar o perder”. Aunque existen muchos aspectos dignos de tomarse en consideración, la opinión de los expertos se funda, por lo general, en los tres siguientes: Profundidad, Poder de Combinación y Estilo. Por “Profundidad”, se comprende la mayor o menor aptitud para considerar las posibilidades de las posiciones difíciles, o en otros términos, el juicio de la posición.

J. R. Capablanca, Campeón Mundial, 
escritor y gran pedagogo del Ajedrez

Por “Poder de Combinación”, se comprende la aptitud de ver claramente hasta el fin de una combinación, ya aprovechando algún chance existente, o ya preparándola. Y por “Estilo”, se comprende el sistema general del juego sea éste sencillo o complicado, lento y sólido o brillante y emprendedor.

Si se considera el Ajedrez como una Ciencia exacta, es evidente que sólo debe existir una norma justa para jugar, sea esta la que sea, y sólo restaría encontrarla. Si se considera como un arte, entonces deben existir diversas normas, y la elección depende por completo de las características individuales del jugador. Este se inclina naturalmente al tipo de juego en el cual su genio se manifiesta superior.

La gran mayoría del público aficionado y también una mayoría aunque más reducida de los expertos, es en el estilo en que fundan su preferencia por el campeón  de una  generación  sobre  todos los demás campeones. Empezando  con  Labourdonnais  hasta  el  presente, e  incluyendo  a  Lasker,  encontramos  que el  estilista evidentemente más grande ha sido Morphy. De aquí la razón, aunque pudiera no ser la única, por  la  cual es generalmente  aclamado como  el  más grande de  todos. Lahourdonnais  sólo  parece haber  tenido éxito en posiciones complicadas de ataques directos al Rey, en los que la superficialidad no estaba excluida. Siempre buscaba  esa  clase de  juego y  prácticamente  no jugaba  otra  cosa. Su estilo, por consiguiente, carecía  de claridad y a menudo de energía.

Para aprender Ajedrez hay que 
estudiar a Capablanca

Andersen, jugador de Ajedrez nato, jugaba principalmente partidas de combinación. Una o dos de ellas se consideran como las más bellas producciones de todos los tiempos. Pero él, como su antecesor Labourdonnais, fue víctima del concepto general de la época de que el Ajedrez sólo debía jugarse en esa forma. Como consecuencia, su juego y su estilo carecían de coherencia y podemos decir de amplitud.

Steinitz fue mejor estilista en sus comienzos que en sus periodos finales. Se inició como un brillante jugador de juegos abiertos. Y terminó como el prototipo del estilo en extremo cerrado. Alguna vez debió pasar forzosa, aunque fugazmente a través de ese término medio feliz, del cual pudo conseguir el tipo perfecto. Fue él quien estableció por vez primera los principios básicos de la verdadera Estrategia general del juego. Fue también un “pioneer” así como uno de los más profundos investigadores de las ocultas verdades del juego.

En cierta época jugo bien las Aperturas, pero más tarde convirtió sus principios en caprichos, debilitando así las probabilidades de triunfo en las luchas serias contra algunos de sus más formidables adversarios. Su poder de combinación era muy grande. También era un finísimo jugador de Finales, y en efecto es condición esencial para ser Campeón del Mundo ser un fuerte jugador de Finales. Era muy tenaz y en su juventud, cuando jugaba en su mejor forma, era casi invencible.

Dos clásicos del Ajedrez de obligado estudio:
W. Steinitz vs E. Lasker,
 Campeonato del mundo 1894

Lasker, genio nato desarrollado por durísimo trabajo en su temprana carrera, nunca adoptó un tipo de juego que pudiera ser clasificado como un estilo definido. Tan es así, en efecto, que ello ha movido a algunos Maestros a afirmar que Lasker carece absolutamente de estilo. La verdad es que si su estilo debiera ser clasificado, correspondería hacerlo solamente como “indefinido”. Se ha dicho que él es individualista, que juega más contra el jugador y sus defectos que contra la posición de las piezas. Esto es exacto hasta cierto punto respecto a muchos jugadores, y tal vez exista una gran cantidad en este caso, pero no creo que esa afirmación pueda tomarse en forma absoluta.

En los últimos años, en que he tenido la oportunidad de observarlo en algunos de sus juegos, me ha parecido que cambiaba de táctica a menudo, aun contra el mismo jugador.

El defecto de su estilo es que su juego parece generalmente anormal. Uno de los más grandes jugadores durante el periodo de Lasker como Campeón, ha dicho que existía en su juego algo misterioso que no podía comprender. Por otra parte, Lasker posee grandes cualidades. Es muy tenaz. Puede defender malas posiciones admirablemente bien. En este sentido tuvo tanto éxito durante su larga carrera de Campeón, que finalmente, ello se transformó en un defecto que lo condujo a veces a pensar que podría defender posiciones, que realmente no hubieran podido sostenerse contra un juego correcto. En posesión del ataque puede conducirlo hasta el fin, como muy pocos jugadores podrían hacerlo.

En los Finales mantuvo por largo tiempo la reputación de no tener igual. Llegado a un final donde tenga ventaja ganadora, por pequeña que ésta sea, se puede contar casi con la certeza de que gana el juego. Muy pocas victorias se le han escapado en los Finales.

En cambio, si lleva la peor parte, su adversario no puede permitirse la libertad de concederle el menor chance. Su poder de combinación en el Medio  Juego, es también muy grande.

Morphy fue un gran estilista. En la Apertura pugnó por desarrollar todas las piezas rápidamente. Desarrollarlas y ponerlas velozmente en acción era su idea. En este sentido, desde el punto de vista del estilo, era completamente correcto. En su tiempo, la cuestión “posición” no era propiamente comprendida, excepto por él mismo. Esto le aporto como consecuencia enormes ventajas, por lo cual no merece sino elogios.

Paul Morphy, "sus partidas demuestran 
que poseía excelentísimo estilo de juego"

Pudiera decirse de él que fue el precursor del desarrollo en esa importantísima parte del juego. Hizo un estudio especial de las Aperturas, con tanto éxito, que en muchas de sus partidas, después de seis jugadas, sus adversarios estaban en posición inferior. También es esto digno de elogio, ya que en aquellos tiempos disponía de escasos elementos para guiarse.

Pensaban los jugadores de la época que los ataques violentos contra el Rey y otras combinaciones de ese género eran las únicas cosas dignas de considerarse. Puede decirse que empezaban haciendo combinaciones desde la primera jugada, sin prestar suficiente atención a la cuestión desarrollo, cosa en la cual Morphy era sumamente cuidadoso. Sus partidas demuestran que poseía excelentísimo estilo de juego. Era sencillo y directo, sin rebuscamientos y aunque no buscaba complicaciones tampoco las eludía, lo que constituye la verdadera manera de jugar. Era buen finalista y demostró ser hábil en la defensa de posiciones difíciles. Su poder de combinación bastaba completamente para las cosas que emprendía, pero eso no fue, como piensan la mayor parte de los jugadores de hoy día, el más grande activo de su repertorio. Este activo lo constituía su estilo, que allá hasta donde pudo ser juzgado, era perfecto.

Muy a menudo se oye decir que Morphy ha sido el jugador más fuerte que ha, habido en el mundo. A nuestro juicio aseveraciones de esta índole son absurdas, pues no solo carecen de fundamento, sino que es de todo punto imposible probarlas. Sólo se podrían hacer comparaciones basadas en el resultado de sus matches, y de acuerdo con el volumen de sus adversarios. Si hiciéramos esas comparaciones el resultado sería desastroso para las aseveraciones de los admiradores del Gran Maestro del pasado.

Bobby Fischer dijo: Si Morphy jugase hoy, necesitaría 
unos meses para ponerse al tanto de la teoría… y 
después se convertiría en Campeón del mundo”.

Pero Morphy no solo fue ampliamente el jugador más fuerte de su época sino que además fue un creador en el Ajedrez, y el prototipo de lo que podría llamarse el estilo perfecto. En cuanto al resultado de las contiendas, hay varias cosas que considerar. Hay una sobre todo, escasamente conocida. Nos referimos al hecho de que el Gran Maestro americano nunca jugaba partidas sueltas por divertirse, sino que cada vez que jugaba, ponía en la partida todo lo que sabía, es decir, que para él, cualquier partida que jugaba asumía en seguida, por así decirlo, las proporciones de una partida de match. No creemos que ningún otro jugador haya hecho eso; por consiguiente a él solo debe juzgarse por sus grandes matches, especialmente contra Andersen y Harwitz.

Una simple relectura de las partidas de esos dos matches demostrará que apenas hubo en ellos alguna que otra combinación de las llamadas brillantes. En contra de la creencia general, producto de la ignorancia, la fuerza principal de Morphy no estaba en su poder de combinación, sino en su juego de posición y en su estilo general. La verdad es que solo se pueden hacer combinaciones cuando la posición lo permite. La mayor parte de las partidas de esos dos matches las ganó Morphy de una manera directa y sencilla, y es en ese proceder sencillo y lógico que radica la verdadera belleza de su juego, contemplado desde el punto de vista de los grandes maestros.

En cuanto a la afirmación a menudo repetida por gran número de admiradores, quienes creen que Morphy les ganaría a todos los jugadores de hoy, no tiene, como ya hemos dicho, fundamento de peso. Por el contrario, si Morphy resucitara y jugase inmediatamente con solo los conocimientos de su época, seria con toda seguridad vencido por muchos de los maestros actuales. Sin embargo es lógico suponer que pronto estaría a la altura necesaria para competir con los mejores, pero hasta donde tendría éxito no hay manera alguna de averiguarlo.

Sin duda alguna, la ciencia del Ajedrez ha sido muy desarrollada en los últimos sesenta años. Cada día los jugadores ofrecen más resistencia y mayores son los requisitos y condiciones necesarias para poder sobrepujar a los demás maestros.

De lo mejor, según Mijail Botvinnik

En pocas palabras, la conducta ideal de juego sería: Desarrollo rápido de las piezas a puntos estratégicos utilizables, para el ataque o la defensa teniendo en cuenta que los dos elementos principales son Tiempo y Posición.

Tranquilidad en la defensa y decisión en el ataque. Atención no exagerada a la posibilidad de obtener cualquier ventaja material, pues a menudo está ahí la victoria. No buscar complicaciones sino en casos extremos, pero tampoco rehusarlas; finalmente, en una palabra, estar dispuesto a competir en cualquier clase de juego y en cualquier fase del mismo, ya sea Apertura, Final u otra cosa; y sea complicado o sencillo, tendiendo siempre a lo último dentro de lo que permitan los dos elementos principales: Tiempo y Posición.

 Artículo recopilado por Capablack de la Revista Uruguaya de Ajedrez,  Mayo de 1927





lunes, 12 de noviembre de 2012

94 años y mantiene su juventud: El Ataque Marshall


Capablanca,Jose Raul - Marshall,Frank James [C89]
New York Manhattan CC New York, 1918
Apertura Española
.......(Al final del trabajo vea la partida completa en un lector)


1.e4 e5 2.Cf3 Cc6 3.Ab5 a6 4.Aa4 Cf6 5.0-0 Ae7 6.Te1 b5 7.Ab3 0-0 8.c3

                                       
...d5 (¡Sorpresa! Se inicia el famoso ataque Marshall. Según Edward Lasker, el agresivo jugador norteamericano analizó por años esta posibilidad hasta que la consideró a punto para hacerla debutar en el escenario internacional, pero el rival no podía ser un cualquiera: el Campeón del mundo o Capablanca. No obstante, es necesario aclarar que al menos un año antes de esta partida, Marshall jugó la misma línea contra Walter Frere, un conocido aficionado de Nueva York. Que esa partida contra Frere haya ocurrido en 1917 y no otro año tal vez no sea accidental, pues Capablanca no se hallaba en los Estados Unidos y Marshall no quería que fuera conocida del público, por lo que no la dio a conocer hasta el año 1932 cuando la publicó en su libro Comparative Chess. En My Chess Career, Capablanca escribió: ¨To my surprise he allowed me to play a Ruy Lopez, something he had not done for some ten years, since our historic match.¨ El cubano tenía razón de que Marshall, tras sufrir cuatro derrotas contra él tras permitirle emplear el Ruy López, luego evitó que Capablanca entrara en ella por espacio de 9 años, 4 meses y 12 días, mediante la utilización de otras continuaciones que impedían al conductor de las piezas Blancas jugar 3.Ab5, aunque en realidad no le fue mucho mejor con sus otras opciones. Veamos: en la breve competencia del estado de Nueva York, 1910, acudió a la Defensa Petroff: 1.e4 e5 2. Cf3 Cf6; en 1913 en el Torneo Nacional Americano, utilizó  la Defensa Francesa: 1e4 e6; en La Habana, 1913, en el turno preliminar de San Petersburgo, 1914, y en la primera partida entre ellos en la fase final de esa misma competencia, acudió nuevamente a la Petroff. La última vez que ambos se enfrentaron, Torneo Nacional Americano,  1915, a Capablanca una vez más le correspondió jugar con las piezas Blancas, y Marshall otra vez evitó la Ruy López, o, prefirió la Petroff. De manera que la jugada 8...d5 fue la segunda sorpresa de la tarde. Como reconoció el cubano entonces: ¨And now I was sure that I fallen into a prepared variation.¨ Curioso que una de las primeras ocasiones en que apareció publicada una partida contra esta aguda línea de juego, tal vez la primera, fue en La Habana entre el maestro alemán Carl August Walbrodt contra cuatro rivales en consulta: Ostolaza, Conill, López y Herrera, que fue publicada entonces en las revistas Chess World, febrero 1893 y Deutsche Wochenschach, abril 2, del propio año) 9.exd5 Cxd5 (En la única partida previa suya con esta línea, Marshall usó 10...e4. ¨I though for a little while before playing this, knowing that I would be subjected thereafter to a terrific attack, all the lines of which would be of necessity familiar to my adversary.¨ Capablanca) 10.Cxe5 I though for a little while before playing this, knowing that I would be subjected thereafter to a terrific attack, all the lines of which would be of necessity familiar to my adversary.¨Capablanca)10...Cxe5 11.Txe5 Cf6!? (Años después, 1938, el propio Marshall introduciría la principal línea de juego 11...c6!)

F.J. Marshall  vs  J.R. Capablanca

12.Te1 Ad6 13.h3 Cg4!? 14.Df3! (Con buen olfato defensivo, el cubano rechaza el sacrificio del Caballo ya que su captura sería de consecuencias mortales: 14.hxg4? Dh4 15.g3 Axg3! 16.fxg3 Dxg3+ 17.Rf1 Axg4 18.Dxg4 Dxg4-+. En caso de 15.Df3, también ganaría el negro: 15...Ah2+ 16.Rf1 Axg4 17.De4 Af4 18.g3 Dh2 19.gxf4 Ah3+ 20.Re2 Tae8 21.d3 Ag4+ -+., entre otras variantes siempre favorables al negro)14... Dh4 15.d4 (15.hxg4? Ah2+! 16.Rf1 Axg4 17.De4 Af4! 18.g3 Dh2 19.Te3 Tae8 20.Dd5 Axg3! 21.Txg3 Ae2+ 22.Re1 Af3+-+. Si 19.Axf7+ Rxf7 20.Dd5+ Rg6 21.Te6+ Axe6 22.Dxe6+ Rh5 23.Dd5+ Ag5 24.Dg2 Txf2+ 25.Dxf2 Dh1+ 26.Re2 Te8+,-+)15...Cxf2 (Marshall continúa  exponiendo sus análisis de años. Como dijo el propio Capablanca ¨esta línea de juego tiene tantas variantes que no es posible mostrarlas todas¨. El GM L.Shamkovich recomendó 15...h5!? 16.Ae3 Cxe3 17.Txe3 Df4 18.Dxf4 Axf4 19.Te1 Af5, con la pareja de Alfiles compensando el Peón de menos,  aunque con 16.Te2 Cf6 17.Te5 Axe5 18.dxe5 Ce4 19.Ad5 Cg5 20.De3 Cxh3+ 21.gxh3 el Blanco logra ventaja) 16.Te2!


(No 16.Dxf2? Ah2+! 17.Rf1 Ag3 18.De2 Axh3 19.gxh3 Tae8-+. La del texto es la mejor, aunque también son posibles: 16.Ad2 y 16.Te3) 16...Ag4?! (Interesante es la jugada de Tartakower 16...Cg4!, pero después de 17.g3!? 17...Dxh3 18.Dxa8 Axg3 19.Dg2 Dh4 20.Cd2, las Blancas impondrían su ventaja. Marshall piensa que mientras las Blancas tengan sus Torres desconectadas él tendría grandes posibilidades tácticas) 17.hxg4+- (Si 17.Dxf2 Ag3! 18.Df1 Axe2 19.Dxe2 Tae8-+) 17...Ah2+ (No 17...Cxg4? por 18.Af4!) 18.Rf1 Ag3 19.Txf2 Dh1+ 20.Re2 Axf2? (Parece interesante: 20...Dxc1?!, sin embargo, después de 21.Axf7+ Rh8 22.Dxg3 Dxb2+ 23.Cd2 Dxa1 24.Tf1 Db2 25.Dd3 Tae8+ 26.Axe8 Txe8+ 27.Rf3 se impondría la ventaja material del Blanco) 21.Ad2! Ah4 22.Dh3 Tae8+ 23.Rd3 Df1+ 24.Rc2 Af2 25.Df3! (Tras una precisa defensa, Capablanca ha quedado con ventaja suficiente para ganar. Es notable la tenacidad con que Marshall continúa jugando aún conociendo que sus chances se han esfumado porque sus Torres y Dama no logran una eficaz coordinación) 25...Dg1 (Si 25...Te2 26.a4! De1 27.axb5 Txd2+  28.Cxd2 Dxa1 29.Dxf2 axb5 30.Cf3+-)

Los dos jugadores en una 
caricatura de la época

26.Ad5 c5 27.dxc5 Axc5 28.b4! Ad6 (Capablanca considera fácil el procedimiento ganador después de la jugada 28 de las negras; su Alfil blanco es muy activo y la penetración de la Torre incrementará su iniciativa) 29.a4 (Esto acabará dando un Peón pasado y liberará la Torre que aún no jugado) 29...a5?! (Buscando contrajuego; Marshall sabe que sus últimas posibilidades están en la apertura del mayor número de líneas) 30.axb5 axb4 31.Ta6+- bxc3 32.Cxc3 Ab4 33.b6 (Ahora este Peón se convierte en el principal elemento de la victoria blanca. También era posible buscar mayor seguridad con 33.Tc6)33...Axc3 34.Axc3 h6 (Si 34..Te3 35.Dxf7+!) 35.b7 Te3 36.Axf7+!!


(El remate final; el Mate es inevitable ya que si: 36...Txf7  37.b8D+ Rh7 38.Txh6+ Rxh6 39.Dh8+ Rg6 40.Dh5# y si, 36...Rh7 37.Df5+ Rh8 38.Txh6#) 1-0

Comentarios de N. Pinal para el libro en preparación "Capablanca, leyenda y realidad"  de Miguel Angel Sánchez (2da versión), que será una obra monumental sobre la historia, la vida  y la carrera ajedrecística  del genial cubano.
....de lo mejor que se ha 
escrito sobre Capablanca....

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